domingo, 16 de agosto de 2009

A aquellos que quisieron callar un sentimiento.


Nada, nadie

calla mis palabras,

nadie podrá hacerlo

ni tan siquiera yo.


Porque si lo hago,

traicionaria aquello

por lo que vivo, y

no sería más que

un triste reflejo

de lo que no quiero ser.


Al igual que las mariposas

revolotean sin cesár,

la vida lo hace por igual, y

aquellos que saben

apreciar la palabra amistad,

sabrán tambien alegrar

sus mentes, por saber

de que esas mariposas,

pueden,

podrán quizás ser felices.


Si un día, ese día

en el que de nuevo la luna se cuele

por la ventana e ilumine a ambos

ahora, por fin.

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